A veces, los mayores problemas no vienen de un fallo técnico, sino de no haber escuchado cuando era el momento.
Fue a finales de octubre cuando entró el e-mail. Me escribió un cliente gordo. De esos de los que escasean, no solo por grandes sino porque pagan bien.
Tenía un problema. Uno serio.
Vimeo le había baneado la cuenta.
No por subir contenido sensible o nopor. Ni por infringir las normas. Simplemente, había superado por tercera vez el ancho de banda permitido. Primero un aviso. Luego otro. Y a la tercera, cortaron el grifo. Sin más.
Resultado: más de 5.000 alumnos no podían ver los videos de sus formaciones online. Una plataforma entera colapsada. Y un equipo, irremediablemente, contando verdades a medias.
¿Lo peor? Lo ví venir.
Ya le había advertido. Siempre se le han hecho llegar propuestas. Pero como suele pasar, nadie actúa hasta que se incendia la casa.
Y ahí es cuando me contactaron. No para que lo pensara con calma. Sino para que lo resolviera antes de ayer.
Así que puse la cabeza a trabajar.
La web es una plataforma educativa funcionando en WordPress. Muchos cursos, cientos de lecciones y vídeos incrustados en cada esquina. Por suerte – o por olvido de Vimeo –, su API seguía abierta. Nadie podía ver vídeos, aunque yo sí podía consultarlos… y descargarlos.
Mientras el equipo del cliente se peleaba – y ganaba tiempo – con el equipo de vimeo.com, me dio tiempo para pensar y crear una solución web a medida que analizaba todos los cursos. Extraía cada lección, cada módulo, cada vídeo —incluidos los que nunca debían estar ahí.
Generé un Excel con todo el esqueleto educativo y los videos correspondientes.
Comencé la migración: los vídeos se descargaban automáticamente y se subían a BunnyCDN. Una plataforma con sus pros y contras, como todas. A priori, más barato, más flexible… aunque menos ordenado.
No había tiempo para detalles. Había que recuperar el servicio. Y recuerda: para antesdeayer.
Lo ordené por prioridades: restaurar primero, el video de la home, luego los vídeos más vistos y los que más tráfico generaban. Consulta a la API de Vimeo, filtrado y se pasó al equipo del cliente para que fuera reemplazando donde debía.
Luego, lo siguiente más importante: los videos del máster, los que más preocupaba al cliente.
En apenas 48 a 72 horas, lo más importante, volvía a estar online. La plataforma respiraba. Y el cliente, también.
Eso sí, la historia no acaba ahí. Porque ahora vienen las preguntas:
¿Cuándo y cómo se podría haber evitado?
¿Por qué no escuchamos las señales a tiempo?
¿Por qué seguimos confiando en plataformas que no se adaptan a nuestra forma de crecer?
Lo que me ocurrió con este cliente no es tan distinto de lo que pasa en muchos negocios digitales:
Pero lo que muchos no ven es que estos problemas se pueden evitar.
Una llamada a tiempo, una revisión técnica con alguien que entienda el mapa completo, puede ahorrarte cientos de emails de disculpas, alumnos frustrados, y ventas perdidas.
Eso es lo que hago:
✅ Desarrollar soluciones web que no derrapan en la primera curva.
✅ Automatizar procesos para que no dependas de un Excel o del botón del pánico.
✅ Anticiparme a escenarios como este, con la cabeza fría y picando código efectivo.
👉 Si sientes que tu negocio depende de piezas que no terminas de entender, o de procesos que podrían romperse mañana, quizás este sea el momento.
No para apagar incendios.
Sino para dejar de provocarlos.
Me llamo Ángel Cano y soy programador web, especializado en automatizaciones y desarrollo web a medida.
Entre una cosas y otras, llevo más de 30 años trabajando en «esto de internet», los últimos 10 años especializado en sitios de membresías y LMS con WordPress y los últimos al menos 5 años, centrado en programación web y automatizaciones.
No me dedico a poner más botones, sino a eliminar pasos innecesarios. A traducir procesos complejos en rutas claras y eficientes.
Gracias a mi trabajo, he ayudado a clientes en tareas tan concretas y relevantes como:
Todo lo que hago parte de la misma idea: no se trata solo de salir del paso.
Se trata de construir sistemas que no colapsen, procesos que se sostengan solos, y decisiones técnicas que no te exploten en la cara cuando más importa.
…y veamos cómo puedo ayudarte. Sin compromiso.